jueves, 27 de mayo de 2010

La Gran Redada, por Carlos Monsiváis




A las tres de la mañana del domingo 18 de noviembre de 1901, en la céntrica calle de la Paz (hoy calle Ezequiel Montes) la policía interrumpe una reunión de homosexuales, algunos de ellos vestidos de mujer. (En esta crónica, me atengo a la excelente investigación hemerográfica de Antonio S. Cabrera). La escena, inventada con brío en cada recuento periodístico, es sucesiva o simultáneamente patética o apocalíptica, al gusto de una época que, a través del escándalo se acerca deleitosamente a sus prohibiciones. De ellos, 22 visten masculinamente y 19 se travisten. Este es el repertorio imaginado o extraído de las noticias policiales (no publicadas): faldas, perfumes caros, pelucas con rizos, en una recámara una cama adornada donde hay un niño de mercería, la rifa de un joven agraciado (Bigotitos Rizados), caderas y pechos postizos, aretes, choclos bordados, maquillajes de blanco o de colores estridentes, zapatos bajos con medias bordadas, abanicos, trajes de seda cortos, ajustados al cuerpo con corsé.

Las crónicas de los primeros días insisten: son 42 los detenidos. Luego, quedan 41, así nomás, y eso aviva el rumor que será leyenda que será "verdad histórica": el prófugo, que paga a precio de oro su libertad y al que se le permite huir por las azoteas, es don Ignacio de la Torre, casado con la hija de Porfirio Díaz. Más que ningún otro hecho, la presencia del Primer Yerno de la Nación señala la Redada y le confiere el ingreso firme a la memoria histórica.

AGUAS RAZA, QUE DEL DICHO AL TE ECHO HAY SOLO UN LECHO.

3 comentarios:

F@Lc()N dijo...

Entonces... por eso dicen que el numero 41 es de homosexuales?

Pópo Kilimanjaro. dijo...

ansina mesmo, hecho verídico.

el grosky dijo...

jajaja, que buena nota, nunca lo habia imaginado

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